martes, 15 de septiembre de 2009

A ningún lado con Presidente y Alcalde de Sucupira

¡Qué suerte la nuestra, ésta de ver pasar el tiempo y la vida con la ciudad y el país a los tumbos, con gobiernos que lo último que les interesa es el valor de la gente!
El 6 de agosto la República cumplió 184 años muerta constitucionalmente, desplazada por un Estado Plurinacional que sólo sus autores intelectuales entienden qué quisieron decir pero que celebrarán como el primero, alzando una whipala de dudosa procedencia el año que viene.
Porque de hacer, no hicieron nada. Nada cambió, salvo los patrones del matonaje y los arrendatarios de la cosa pública.
La que sigue haciendo como puede, es la gente: la que nos une, la que grita Viva Bolivia aunque se pierda por goleada, aunque vaya militantemente a votar cada vez que a los de arriba se les ocurre validar lo que igual van a hacer como les dé la gana, aunque se queje a toda hora y siga aguantando porque con cualquiera pareciera que fuera igual.
En tiempo de elecciones, las voces que gritaban, callan para alinearse y rascarse a gusto. Los escandalosos problemas cotidianos que sufrimos, los que se vuelven escandalosos sólo para rellenar de miedo y de mentirosos la pantalla chica, siguen el curso de la desprotección e indefensión de las víctimas y, encima, aplastante, el régimen de terror impuesto desde el poder del Estado, nacional y local, y de la insaciable angurria de tener para imponer.
Lo nacional y lo local, desde sus gobiernos, se ha enfrascado en gestiones para reproducir el poder de sus actuales administraciones pero la gestión de calidad de vida sigue a la deriva y a lo que cada ciudadano pueda hacer para sobrevivir el día a día.
Lo que se critica a Evo Morales se reproduce en el gobierno de Santa Cruz de la Sierra: la hipocresía, la tiranía, el populismo y la consigna están a la orden del día en ambas administraciones tan opuestas aparentemente la una de la otra, que en los extremos se tocan. Mientras Evo y Percy se pavonean en el centralismo, el populismo, las falacias del indigenismo y el cruceñismo, la retórica del pasado y el caos administrativo, los bolivianos y los cruceños deambulamos en la inseguridad, la migración, la desintegración familiar y social, el narcotráfico y el juego ilegal, la improvisación sanitaria y el tráfico de tierras rurales y urbanas.

Gabriela Ichaso
Directora
| Revista PIEDRA LIBRE internacional | Editorial
| Edición Nº 52 | Agosto de 2009

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